Statement and Call to Action by Bishop Burbidge and Bishop Knestout on Assisted Suicide Legislation 

( en español )

 February 5, 2024 

Legislation to legalize physician assisted suicide is moving rapidly in this year's Virginia General Assembly session. The Senate and House have both taken steps to advance this lethal measure. Within the next week, floor debates in one or both chambers are likely to occur. 

We are alarmed and deeply saddened by this development. Human life is sacred and must never be abandoned or discarded. At this critical moment, we implore the faithful across our two dioceses: Please contact your state Senator and Delegate. Urge them to reject assisted suicide legislation, using the alert provided by the Virginia Catholic Conference. To access the alert, click here

Every suicide is a tragedy. Assisted suicide facilitates tragedies and makes the most vulnerable even more vulnerable. Legalizing it would place the lives of people with disabilities, people with mental illnesses, the elderly, and those unable to afford healthcare - among others - at heightened risk of deadly harm. 

In the few states where assisted suicide is legal, this troubling reality has already taken root. For example, insurance companies have denied coverage for cancer treatment and other life-saving procedures but offered to pay for cheaper suicide drugs instead. And in Oregon, only 3.3% of the patients who died by assisted suicide since its legalization in 1998 were referred for psychiatric evaluation. 

People facing the end of life are in great need, and must be accompanied with great care and attentiveness. To address each of their needs and alleviate their suffering, patients deserve high quality medical, palliative, and hospice care - not suicide drugs. 

Please tell the members of the Virginia General Assembly who represent you not to bring assisted suicide to our Commonwealth. 


Declaración y Llamada a la Acción de los Obispos Burbidge y Knestout sobre la Legislación del Suicidio Asistido

5 de febrero de 2024

La legislación para legalizar el suicidio asistido por un médico avanza rápidamente en la sesión de la Asamblea General de Virginia de este año. Tanto el Senado como la Cámara de Representantes han dado pasos para avanzar en esta medida letal. Es probable que en la próxima semana se produzcan debates en el pleno de una o ambas cámaras.

Estamos alarmados y profundamente entristecidos por este desarrollo. La vida humana es sagrada y nunca debe ser abandonada o descartada. En este momento crítico, imploramos a los fieles de nuestras dos diócesis: Por favor, pónganse en contacto con el senador y el delegado de su estado. Pídales rechazar la legislación sobre el suicidio asistido, utilizando la alerta proporcionada por la Conferencia Católica de Virginia. Para acceder a la alerta haga clic aquí.

Cada suicidio es una tragedia. El suicidio asistido facilita las tragedias y hace a los más vulnerables aún más vulnerables. Legalizarlo pondría las vidas de las personas con discapacidad, las personas con enfermedades mentales, los ancianos y quienes no pueden permitirse la asistencia sanitaria -entre otros- en un mayor riesgo de sufrir daños mortales. 

En los pocos estados en los que el suicidio asistido es legal, esta preocupante realidad ya ha echado raíces. Por ejemplo, las compañías de seguros han denegado la cobertura para el tratamiento del cáncer y otros procedimientos que salvan vidas, pero han ofrecido pagar en su lugar medicamentos más baratos para el suicidio. Y en Oregón, sólo el 3,3% de los pacientes que murieron por suicidio asistido desde su legalización en 1998 fueron remitidos para una evaluación.

Las personas que se enfrentan al final de la vida están muy necesitadas y deben ser acompañadas con gran cuidado y atención. Para atender cada una de sus necesidades y aliviar su sufrimiento, los pacientes merecen una atención médica, paliativa y de cuidados terminales de alta calidad, no fármacos suicidas.

Por favor, diga a los miembros de la Asamblea General de Virginia que le representan que no traigan el suicidio asistido a nuestro estado.